Ponencia VIII Seminario nacional: Educación y Responsabilidad Social. UDES


LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA ÉTICA GADAMERIANA, IMPACTO EN LA EDUCACIÓN PARA LA PAZ


José Pascual Mora García[1]
ULA-Táchira

Resumen
         El presente trabajo forma parte de una línea de investigación que iniciamos en el doctorado de filosofía de la Universidad de Los Andes- Mérida y que hemos continuado en los programas de Maestría de Paz de la ULA-Táchira, Cátedra Gandhi pro Paz y Cátedra Cayetano Redondo de estudios humanitarios. Desde el punto de vista epistemológico y metodológico se retoma la racionalidad dialógica gadameriana (George H. Gadamer)y se analizan las condiciones del diálogo hermenéutico con los postulados rotarios de la paz aplicados al contexto de los Diálogos de Paz en Venezuela. Para efectos didácticos seguimos el concepto de dimensiones básicas del ser humano, en la concepción heideggeriana, pero en este caso aplicadas a la educación para la paz; a saber: 1. APRENDER A SER como esencia de la paz. 2.  APRENDER A CONOCER que la paz NO ES UN PROBLEMA CONCEPTUAL.3. APRENDER A VIVIR JUNTOS EN PAZ,

Palabras claves: Paz, Dialogicidad, Hermenéutica, Democracia, Historia inmediata



INTRODUCCIÓN

El tema de la responsabilidad social y la paz requiere de un análisis profundo sobre la base de la tradición hermenéutica gadameriana, no porque la paz sea un problema de la crítica de la razón pura sino porque se busca develar las contradicciones de la vida cotidiana, como promotores de paz y cultores de la educación para paz. Para Gadamer igual que para Kant la paz es un tema de la razón práctica, por tanto es un ejercicio del imperativo categórico. 

La paz se ha convertido en una entelequia que dice todo y nada, almismo tiempo; y en parte se debe a que pensamos que la paz la alcanzamos con la razón, no hay un principio de razón suficiente que imponga la paz, la paz es un problema del alma. La proposografía nos ayuda a “recuperar los conceptos de un pasado histórico de tal manera que también puedan incluir nuestra propia comprensión de los mismos.”  Nuestro enfoque, inspirado en Gadamer, permite señalar que la realidad del lenguaje no se halla determinada por los signos, sino que cada palabra posee intrínsecamente una dirección de sentido que le da inteligibilidad; “el lenguaje  consiste en que las palabras, pese a su significado concreto, no poseen un sentido unívoco, sino una gama semántica oscilante, y justamente esta oscilación constituye el riesgo peculiar del habla.” La tesis gadameriana en la comprensión de la paz nos dice que    las palabras y la forma como se dicen son uno de los puntos de partida el tratamiento de la paz. Las palabras llevan intrínsecamente una potencialidad que pueden generar actitudes favorables o divergentes.  

         En la ética dialógica gadameriana la hermenéutica no conduce necesariamente a una metodología sino fundamentalmente a un sistema universal de la comprensión. La tradición que se inaugura con F.Schleiermacher, diluye la diferencia entre Subtilitas explicandi y Subtilitas inteligendi. Es decir, desaparece la distancia cartesiana en la res cogitans y la res extensa, no existe un momento de la interpretación separado del momento de la comprensión; más aún no existe un momento del pensamiento y otro de la práctica, porque la hermenéutica es práctica. Por eso para Schleiermacher la hermenéutica es arte y análisis del mismo acto del comprender,

         Esta comprensión de la hermenéutica será vital para comprender la ética de la responsabilidad, centrada en la razón dialógica. En la comprensión que Anibal Rodríguez (2011) hace de la ética de la responsabilidad, la premisa básica está en comprender que la “hermenéutica constará de tres momentos: Subtilitas explicandi, Subtilitas inteligendi y Subtilitas aplicandi. Lo original es que no se trata de tres momentos sino de uno sólo. No hay diferencias entre el momento de la comprensión y la aplicación. La hermenéutica pasa a convertirse de esta manera en filosofía primera y a su vez en filosofía práctica: en ética.” 

I.       LA PAZ Y EL CULTIVO DE LAS DIMENSIONES BÁSICAS DEL SER HUMANO:
“El servicio que se presta sin alegría de servir, no es útil, ni al que sirve, ni al que lo recibe”
Deepak Chropra

1.1.   APRENDER A SER como esencia de la paz. Es el cultivo del ser el que determina que seamos hombre y mujeres de paz. Por eso se estimulan los valores humanos, trascendentales y del espíritu, como ser humano que intuye y piensa, con una elevada capacidad de logro para la aceptación de la diversidad, comprensión del Otro, y tolerancia ante la diferencia. En la ética de la responsabilidad gadameriana la personeidad no es una vuelta al Ser-sí- mismo sino al Ser-con-los-demás, que incluso contenga la potencialidad de que el Ser – si – mismo sea capaz de contradecir sus propias afirmaciones.
Por eso, Gadamer pasa a otra forma de relación yo-tú, una relación más horizontal: “En el comportamiento de los hombres entre sí lo que importa es, como ya vimos, experimentar al tú realmente como un tú, esto es, no pasar por alto su pretensión y dejarse hablar por él. Para esto es necesario estar abierto. (…) La apertura hacia el otro implica, pues, el reconocimiento de que debo estar dispuesto a dejar valer en mí algo contra mí, aunque no haya ningún otro que lo vaya a hacer valer contra mí”  Aquella máxima evangélica de “poner la otra mejilla” es de alguna manera recuperada en la ética de responsabilidad gadameriana; bien lo decía Dyer, W: “cuanta más paz tengas en tu interior, menos te afectará la enemistad y el desprecio de los demás.”

         En la concepción gadameriana la ética de responsabilidad pasa por el estado de renuncia de sí mismo, por eso como complementa Aguillar (2005), la ética dialógica pasa por “el arte de no tener la razón.”  No hay una ética de la responsabilidad sin que el yo sea capaz de dudar de la razón propia, en esto consiste la condición de posibilidad de un verdadero diálogo hermenéutico; “para prosperar, es importante poseer la suficiente grandeza de espíritu como para tolerar y perdonar los errores de los demás.” (I Ching)
         Nos recuerda, Gadamer, que el entenderse en el mundo no es un problema de lógicas sino un problema de la razón práctica, de la moral: “por consiguiente, ¿qué significa propiamente, para volver a nuestra pregunta inicial, entenderse en el mundo? Significa entenderse unos a otros. Y entenderse unos con otros significa entender al otro. Y esto tiene una intención moral no lógica. Constituye, sin duda, una tarea humana más ardua, y tanto más para nosotros, que vivimos en un mundo marcado por las ciencias monológicas. Las ciencias son un único y gran monólogo, y están orgullosas de ello; de hecho pueden estarlo, ya que las seguridades, certezas y posibilidades de control que han introducido nos protegen en gran medida de nuestras debilidades y de los eventuales abusos por parte de otros.” (Gadamer, 1998)
Esta visión se entronca con una de los principios rotarios: “Dar de Sí antes de Pensar en Sí”, “a través del Servicio en la Comunidad, todo rotario tiene la oportunidad de ejemplificar el lema de Rotary Dar de Sí antes de Pensar en Sí. Los rotarios y sus clubes asumen el compromiso y la responsabilidad social de mejorar la calidad de vida de aquellos que viven en sus comunidades y de servir al interés público.   La ética de la responsabilidad tiene una dimensión eminentemente social, que se ajusta al servicio rotario, expresado en la llamada Prueba Cuádruple: “La Prueba Cuádruple fue instituida en 1932 por Herbert J. Taylor, quien más tarde ocuparía el cargo de presidente de Rotary International. La Junta Directiva de RI estableció que la labor de los clubes rotarios debía estar en consonancia con los principios de dicha prueba. LA PRUEBA CUÁDRUPLE:
De lo que se piensa, se dice o se hace:
1) ¿Es la VERDAD?
2) ¿Es EQUITATIVO para todos los interesados?
3) ¿Creará BUENA VOLUNTAD Y MEJORES AMISTADES?
4) ¿Será BENEFICIOSO para todos los interesados?
Reproducción y uso de La Prueba Cuádruple El único propósito de toda reproducción de La Prueba Cuádruple deberá ser el desarrollo y la práctica de elevadas normas éticas en las relaciones humanas.”  El espíritu de la Prueba Cuádruple no busca convertirse en ningún código, pero si entra en los principios deontológicos de los socios.


1.2. APRENDER A CONOCER que la paz NO ES UN PROBLEMA CONCEPTUAL.

“Los seres humanos libres y con alteza de ánimo no van buscando la debilidad de lo que el otro dice para probar que tienen razón, sino que buscan reforzar el punto de vista del otro para que lo que él dice sea revelador.”
G. Gadamer

         La noción platónica, o del Sócrates elenctico,  de eumeneis elénchoi nos permite conocer mejor la ética de responsabilidad. La ética de la responsabilidad no es un problema de aprehensión conceptual sino del ejercicio del convivir juntos en paz. Efectivamente tiene que haber en la comprensión del yo gadameriano un sentido de “buena voluntad”; pero el problema es que hay por lo menos tres maneras de comprenderla: “Una, es en el sentido canónigo del Platón del Gorgias, según el cual la `buena voluntad` es una de las virtudes que debe tener el interlocutor para entrar en el verdadero diálogo filosófico: las otras dos son el conocimiento de lo justo y la sinceridad. Aquí la `buena voluntad` se refiere a cierta consideración amistosa hacia la persona con la que se habla, pero una consideración que involucra un verdadero interés por el bien y la dignidad de la otra persona de tal manera que será imposible reducirlo a instrumento, objeto o enemigo o bien ser utilizado como medio manipulándolo.”   

El principio de “buena voluntad” gadameriano se comprende mejor con el Diálogo del Gorgias, en donde la estrategia mayéutica de Sócrates lo lleva a señalar: “considero, en efecto, que es un bien mucho mayor el ser refutado, porque es más ventajoso verse libre del mayor de los males que librar a otro de él.” Contrariamente a lo que ordenaba la lógica de los sofistas Platón argumenta que hay más virtud en ser refutado que en refutar. Pero la práctica de esa virtud no lleva consigo una recompensa divina, sino una potencialidad en donde el otro el algún momento podrá recapacitar y posibilitar un diálogo cierto. Aquí la buena voluntad no sólo no equivale a la voluntad de saber ni a la voluntad de poder, sobre todo a la voluntad de incógnita.  

Sin embargo, el concepto de “buena voluntad” es diverso y ha recibido otras  interpretaciones como la de Davidson , quien lo describe como Principio de Caridad: “que implica una actitud de condescendencia frente al otro en aras de la comunicación racional.”  Por su parte, Mariflor Aguilar prefiera hablar de “condición de alteridad” para significar que es necesario fijar distancia con las visiones que pudieran fijar un posible discurso doctrinario de la piedad. Aclara igualmente que es necesario tener en cuenta que a quiénes siguen apegados a la “filosofía de la sospecha”  les resulta imposible comprender que es posible “llegar a acuerdos, tener deseos sinceros, y postular la buena voluntad como condición de la comunicación.”    

También Gadamer pone tierra de por medio con las imputaciones de Derrida, y aclara que la “buena voluntad” expresada no alude  al concepto kantiano de buena voluntad, sino que se apoya en el principio eumeneis elenchoi, según el cual: “los seres humanos libres y con alteza de ánimo no van buscando la debilidad de lo que el otro dice para probar que tienen razón, sino que buscan reforzar el punto de vista del otro para que lo que él dice sea revelador.” 

Aspecto que el mismo Heidegger revalidara al expresar: “si queremos encontrarnos con el pensamiento de un pensador debemos magnificar aún más lo que en él es grandioso.”  No cabe duda que la dependencia elenctica del diálogo socrático en el planteamiento gadameriano es manifiesta, en la que el preguntar y la aporía hacen una yunta. Sin embargo, Gadamer sólo hace referencia expresa a la eumeneis elenchoi en sólo dos ocasiones, en diatriba, por cierto, con Derrida y David C. Hoy.  

La eumeneis elenchoi no es una convocatoria a despertar los buenos sentimientos, como se le ha acusado a Gadamer por parte de Derrida; “decir que se refuerza la opinión del otro no es para Gadamer más que una observación de lo que ocurre en toda comprensión que es que el otro nos interpela en tanto alteridad y en tanto que nos demanda situarnos en nuestro horizonte de comprensión para poder reconocerlo en su diferencialidad.”  

Pensamos, con Mariflor Aguilar que está suficientemente claro que en su obra magistral Verdad y Método  la dialéctica entre pregunta y respuesta entraña esta relación elenctica, pues quien: “… posee este arte será el primero que busque todo lo que pueda hablar a favor de una opinión. Pues la dialéctica consiste no en el intento de buscar el punto débil de lo dicho, sino más bien en encontrar su verdadera fuerza (…) no se refiere a aquel  arte de hablar y argumentar que es capaz de hacer fuerte una causa débil, sino el arte de pensar que es capaz de reforzar lo dicho desde la cosa misma.”   

         Efectivamente de lo que se trata es reforzar el punto de vista del otro, de hacer valer los derechos del otro, de lo que el otro dice, haciendo lo posible dialógicamente de reforzar sus argumentos. En este sentido, Gadamer se aparta de la argumentación sofística, como estrategia argumentativa,  para comportarse y comprometerse con  el arte del pensar.   Y diríamos aún más, se aparta de la silogística aristotélica, sobre todo, de la  lógica aristotélica, pues los principios centrales de: principio de no contradicción, tercero excluso, y doble negación no son fundamentales en el diálogo gadameriano. Para la ética dialógica la prioridad no es la defensa de los principios lógicos sino el principio de comprensión.     

           La tesis eumeneis elenchoi en el pensamiento de Gadamer, la sintetiza en los siguientes argumentos: “En primer lugar, (…) se articula de una manera específica con el pensamiento socrático-platónico. En segundo lugar lo posiciona frente a la deconstrucción y sus seguidores; además, por otra parte, es la dimensión hermenéutica que se ha relacionado casi hasta la identidad con la ´interpretación radical´ de Davidson y, por último es, desde mi punto de vista, la tesis que catapulta la hermenéutica gadameriana hacia la ética y la política.” 

         Esta tesis puede ser complementada con el análisis que la filósofa mexicana realiza del Capítulo XI, de Verdad y Método, y que intitula: Experiencia de la alteridad.  Aquí introduce otro elemento fundamental de la Hermenéutica gadameriana, al señalar que “La experiencia hermenéutica tiene que ver con la tradición. Pero la tradición no es dominada por la experiencia sino que es lenguaje, habla por sí misma como lo hace un tú. (…) Aquí se plantea la misma pertenencia entre el intérprete y la tradición.”  Y que precisamente la relación entre la experiencia hermenéutica y la tradición está mediada por la estructura del diálogo.

En Rotary este principio se vive a través del compañerismo. Es una premisa que se convierte en un desiderátum, pues los rotarios deben ajustar sus ideales al compañerismo y al servicio de paz, a la compresión de la humanidad; tan importante es este principio que alguien definía que Rotary es Asistencia a las reuniones y Compañerismo. Es por eso que se celebra un día especial para la paz: “el Día de la Paz y la Comprensión Mundial. Aniversario de la formación del primer club rotario: 23 de febrero de 1905. Ese día, cada club celebra y pone de relieve el compromiso de Rotary en pro de la comprensión, la amistad y la paz en el ámbito internacional.” 

1.3. EL APRENDER A VIVIR JUNTOS EN PAZ busca  generar competencias para la cultura de paz, la cultura resiliente, y la humanización concebida como crecimiento interior, a fin de comprender los grupos en condiciones de emergencia.

“Atacar a una sola criatura humana es atacar a esos poderes divinos; y  por lo tanto, el daño se hace no sólo a ese ser, sino a través de él, a toda la humanidad”
Chopra

         En días pasados fui invitado a un ceremonial y me llamó la atención un postulado. Me permito citarlo para luego analizarlo a luz de la ética dialógica gadameriana y la filosofía de socrática; como un ejercicio de comprensión de la ética de la responsabilidad.

         En efecto se trata del siguiente postulado: “Juro por mi palabra de honor respetar los derechos ajenos, no abusar de mi poder, estudiarme  a mí mismo para corregir mis errores y defectos, ejercitar mi inteligencia, buscar en mi conciencia los principios de la moral, disimular los defectos de mis hermanos y aconsejarlos para que se perfecciones.”

Nos encontramos aquí con una de las máximas de la ética gadameriana,  que es el “arte de no tener razón.” Gadamer “distingue el habla auténtica de la inauténtica en que la inauténtica `solo busca tener razón.` Al buscar tener razón no puede uno `darse cuenta de cómo son las cosas.` Es menos importante para Gadamer tener la razón que aprender lo que es,  a lo cual se accede mediante el preguntar ... Se trata dice Gadamer, `no es de tener razón a toda costa, y de rastrear por ello los puntos débiles del otro; antes bien, se trata de hacer al otro tan fuerte como sea posible, de modo que su decir se convierta en algo evidente.`”

La ética de la responsabilidad gadameriana “implica una actitud de condescendencia frente al otro en aras de la comunicación racional.”  Pero cuidado no se trata de caridad por lástima. Algunas veces decimos que respetamos las diferencias porque nos da lástima del otro, cuidado esa no es la ética de la responsabilidad.

La ética dialógica nos invita a “llegar a acuerdos, tener deseos sinceros, y postular la buena voluntad como condición de la comunicación”.  Ilustremos con un ejemplo, en los actuales momentos vivimos en Venezuela un problema de ética dialógica, pues a pesar de que el Estado ha convocado a las Conferencias de Paz, podemos alertar no está presente la ética de la responsabilidad en ninguno de los bandos, priva el poder de parte del convocante sobre el convocado, de hecho no hubo en las mesas de paz la posibilidad de que los convocados pudieran integrar los presiduim. Así no hay paz segura.

         Como experiencia vivida en las mesas de paz, agradezco la anuencia del evento para leer un par de Manifiestos, el primero intitulado: “El “Cordobazo” tachirense y la Conferencia de Paz”, el cual traduce la posición institucional, pero que a su vez nos permite el ejercicio de la dialogicidad en la vida real. Y que expresan los acuerdos de las Cátedras Gandhi pro paz y Cayetano Redondo de estudios humanitarios.  Veamos:
Luego de haber asistido a las mesas de diálogo convocadas en la Conferencia de Paz, realizadas en San Cristóbal, entre el 6 y 12 de marzo próximo pasado, especialmente las relativas a las mesas de Educación, Ciencia y Tecnología, y mesas de Paz,  quisiéramos reflejar algunas de nuestras impresiones, siempre con un sentido de metaevaluación para la mejora.
¡Queda claro!
Si bien es verdad que se observa disposición en sectores del Gobierno para escuchar el compromiso para la paz, reconocemos lo difícil que está, toda vez que se necesita la voluntad de negociación de los sectores en disputa.
¿Qué falto? ¡Faltó el diálogo entre iguales!
Desde el punto de vista de los anfitriones faltó el dar la confianza de un diálogo entre iguales, y digo entre iguales, porque es condición sine qua non para dialogar, se debe  reconocer entre iguales. Esta presunción que tenían muchos y que por ello justificaron su inasistencia, debió ser superada.
En el presídium no hubo representantes de los sectores intervinientes, sólo del gobierno. Y esto no le quita majestad a la representación del poder del Estado, al revés, hubiese sido un verdadero ejercicio de la soberanía popular que descansa en el poder constituyente, pues  no se traspasa la voluntad al elegir. Por tanto se está en el legítimo derecho de emplazar al elegido para que converse, escuche y revise su gestión. En este caso, se trata de dialogar entre los diversos, unos más otros menos, pero al fin y al cabo entre quienes queremos apostar a la gobernabilidad del país. Esta necesaria igualdad en la representación hizo que las conclusiones, por ejemplo, fueran interesadas.
¡Queda claro!
Hay sectores del gobierno que les interesa el diálogo celestino y comprometido.
A juzgar por lo leído como resultado de las mesas, en las conclusiones se excluyó muchas de las observaciones que se habían hecho a las políticas de Estado erradas y que son el origen del descontento social. Este vicio se hubiese superado si en la mesa se hubiese nombrado representaciones paritarias.
El Ministro PPPEU y el equipo de viceministros dieron un ejemplo trascendental al conversar en público y en privado con el sector universitario, y autoridades de la ULA-Táchira. Acto en el cual se hizo entrega del Programa de Maestría de Paz (in extenso) para ser elevado a los canales regulares. Pero esto no pareció ser lo mismo cuando fueron expuestos en la plenaria de conclusiones generales el día 12 de marzo. Pues en el reporte hubo omisión al no señalarlas expresamente.
Poe esa razón, ratificamos nuestra voluntad en ofrecer los programas aprobados por el Consejo de Núcleo de la ULA-Táchira desde el año 2012, a saber:
La unidad académica grupo de investigación Hedure, impulsa el centro de paz ULA-Táchira integrado por:
1. Maestría en Educación, mención cultura de Paz, DDHH Y EeE
2. Cátedra Libre Pro Paz-Gandhi, impulsa la Diplomatura de Postgrado de Paz, DDHH y EeE.
3.Cátedra Libre Cayetano Redondo de estudios Humanitarios, impulsa la Diplomatura de Postgrado Enseñanza de la Historia del Táchira para la Paz.
4.Observatorio de estudios Humanitarios ULA-Táchira.
5.Premio de la Paz “Acacio Belandria Pulido, s. j.”
¡Apostando a la paz!
Somos gandhianos y la resistencia pacífica es la clave de la no violencia. Lo cierto es que hemos resistido las críticas más acres de los sectores radicales, de ambos lados, y hasta atentados a la integridad institucional como la quema de la emisora FM 106.5 de la ULA-Táchira, pero nos queda la autoridad moral para decir que fuimos a la mesa de paz y pudimos exponer nuestra voluntad en la pacificación del país, sin claudicar principios ni plegarnos a mandatos ideológicos impuestos.
H. L. Mencken escribió que para cada problema complejo hay una solución clara, fácil y equivocada. Las soluciones fáciles y equivocadas parecen estar al alcance del Gobierno, si no demuestra voluntad de diálogo suficiente con capacidad de rectificación y de la oposición radical que no cree en salidas constitucionales.
No hay atajos, ni para unos ni para otros. La intransigencia y el juego sucio, de algunos sectores de lado y lado, se les pueden volver en su contra. A ambos les interesa cargarse de razón y tratar de ganarse la voluntad de los ciudadanos. Esta es la esencia del pacto social democrático. No está en las amenazas ni en los insultos, mucho menos en la servidumbre de inteligencia.
¡Rechazamos las políticas intervencionistas sobre el Estado venezolano!, vengan de donde vengan. Los venezolanos tenemos capital intelectual y político para salir de la coyuntura.
¡Como venezolanos debemos madurar todos! No podemos seguir apegados a una psicología del hambre que nos ha hecho dependientes mentalmente del «buenismo» social del Estado, todo protector y mega actor.
Debemos superar el complejo de Edipo en lo político. Lo cual se traduce en andar buscando libertadores en el siglo XXI.
¡Los venezolanos tuvimos un Simón Bolívar y no queremos más!
Bolívar es un imaginario social y no necesita yuxtaposiciones.  ¡Tampoco queremos más mesianismos! De ninguno de los bandos en la diatriba política.
Esa dependencia mental ha hecho de los venezolanos que esperemos soluciones milagrosas  de mesías encarnados. Ese mesianismo ha despertado una imaginería en nuestro pueblo que sigue buscando en magos y adivinos el futuro del país. No queremos que nuestro futuro sea una predicción sino una consecuencia de nuestra madurez y voluntad política.
Tenemos que demostrar los venezolanos que con 200 años de independencia se ha debido macerar en nuestras venas la voluntad de sentarnos en una mesa de paz, no para diálogos complacientes sino para diálogos sostenibles y sustentables políticamente, económicamente, académicamente.
¡Seguimos apostando a la paz!”

Un segundo Manifiesto, que entitulamos “Sucrania”, y que sacamos a la luz pública a través de las redes sociales, cuando el Estado decidió que había que imponer la paz con armas de guerra en mano, para desalojar las barricadas, a continuación para nuestro estudio:
En tiempos postmodernos estamos acostumbrados al lenguaje sincopado, así nace el término Sucrania (Diario La Nación, 30/03/2014), para contextualizar unas barriadas de San Cristóbal, en un sector que se llama Barrio Sucre.  Esta alusión a la Crimea-Ucraniana, no es porque se busque una separación del Táchira respecto de Venezuela, sino por ser el último bastión de la resistencia en la capital tachirense.
La reminiscencia de la llamada "primavera árabe" en Venezuela, tuvo un epicentro en el suroeste andino venezolano, conocido como estado Táchira, y en especial en San Cristóbal, su capital.
Desde el 4 de febrero, una protesta estudiantil, en principio liderada por los estudiantes de la ULA-Táchira, fue retomada por la sociedad civil generando un efecto cascada sobre 18 municipios en el país.  La imposición de políticas públicas con un sustrato ideológico contrario a la Constitución de 1999 ha sido uno de los puntos claves de la protesta.
Tras casi dos meses de resistencia civil, desde las llamadas barricadas, y tras una convocatoria del Estado venezolano a una Conferencia de paz, y una vez tras haber participado con las autoridades de la ULA Táchira, se presentaron las alternativas académicas para cooperar con la gobernabilidad en Venezuela; pensamos que no hubo suficiente capacidad de convocatoria que convenciera a los sectores confrontados, y no compartimos que la paz sea producto de una imposición armada sino de una conciliación dialogada, la paz en democracia es por consenso no con mano militar armada.
El solipsismo observado en las llamadas mesas de dialogo, el soterrado interés del efecto "gatopardismo", y la violencia verbal de los altos funcionarios de Estado, incluido el presidente Maduro, sumado a la vision unívoca de Estado, han claudicado un momento estelar que hubiera podido servir de ejemplo de madurez política.
La  "primavera tachirense",  quizá sea valorada por la historia como la oportunidad que tuvo el Estado venezolano para rectificar el modelo que se busca imponer y que requiere del respeto de las dos grandes masas enfrentadas.
Lo cierto es que el Tachira, y en particular, San Cristobal es un centro opositor por excelencia, y debió respetarse esa voluntad general. Lamentablemente la violencia desbordada no fue la mejor forma para hacer valer el estado de derecho frente a un plan de la patria _diseñado por el difunto presidente Chávez_  y que obedecía a una política ideologizada que buscaba perpetuar un proyecto que no está en la Carta Magna.
Rechazamos la violencia como salida democrática,  ni la guerra a palos y piedras, ni la guerra a punta de quema de basura en las calles, ni desmontando las alcantarillas, ni quemando bienes ni edificaciones públicas ni privadas es la alternativa; no podemos tapar un error con otro error.
Quizá los pueblos han aprendido que solo  la violencia permite que se les oigan, esa ha sido la historia, pero no la compartimos. La violencia engendra violencia.
En democracia no hay vencidos, porque el elegido tiene responsabilidades con todos los electores, ya sea quienes votaron a favor o los que le adversaron.
Pero la democracia venezolana tiene una gran distorsión, ya que presenta el imperio de los votos a favor, como la única razón suficiente para imponer lo que sea, y eso ha desvirtuado la esencia de la democracia. No hay democracia de masas mayoritarias, la democracia es un pacto entre elegidos y electores; no es el gobierno para un sector. De hecho la democracia venezolana en la Constitucion de 1999, el soberano no traspasa el poder al elegir, la soberanía popular es inalienable, indivisible e intraspasable; por eso puede interpelar al elegido cuando lo considere, es roussouniana en su esencia. Y eso no ha sido comprendido suficientemente ni por el gobierno ni por los opositores, ya que ambos en el poder excluyen al adversario político.
La democracia en Venezuela está enferma.”


         Efectivamente de lo que se trata es reforzar el punto de vista del otro, de hacer valer los derechos del otro, de lo que el otro dice, haciendo lo posible dialógicamente de reforzar sus argumentos. En los documentos antes expuestos nos podemos cerciorar que nos hace falta dialogicidad gadameriana para poder practicar una ética de responsabilidad social. El Estado venezolano y la oposición deberán hacer un esfuerzo para sentarse, pero eso implica el reconocer en el otro como igual, y al parecer esas no son las condiciones que están  planteadas. 

         A manera de conclusión.
         La ética de la responsabilidad en Gadamer pasa por ciertas condiciones:
1.      En sentido hermenéutico, la ética dialógica implica el estar dispuesto a dejar valer algo contra mí, y estar atento a aquello que lo hace diferente. Tal como lo afirma Gadamer en uno de sus artículos más recientes: “Tenemos que aprender a respetar al Otro y a lo Otro. O lo que es lo mismo, tenemos que aprender a no tener razón”. 
2.      La ética de la responsabilidad desde la perspectiva hermenéutica implica la actitud de escucha y participación, en la que la responsabilidad lleva consigo el tener cuidado del otro.
3.      La ética de responsabilidad implica por otra parte entrar en el juego del diálogo, pero eso presupone el olvidarse de los propios intereses; es un poder escuchar y atender a los intereses del otro, para conectarse con la comunidad. Aquello que Anibal Rodriguez decía de: “Un estar como en casa. Sólo el que se siente como en casa es capaz de amar al otro. Se trata de un problema de la responsabilidad. El que es responsable de sí, es responsable de la casa, la casa compartida que es la ciudad. El centro de la propuesta ética de Gadamer es, entonces, una ética de la responsabilidad compartida, de la razón dialógica.”

4.      La experiencia hermenéutica de la ética de la responsabilidad supone  una dimensión política, en la que la participación del ciudadano en su propia comunidad demanda una actitud de disponibilidad para dejar de lado sus propios intereses, y apostar a la construcción del bien común; de ser capaz de establecer consensos de interés público.









Bibliografía
  AGUILAR, M (2005) Diálogo y Alteridad, trazos de la hermenéutica de Gadamer. Ed. UNAM, México.GADAMER, G. H. (1974) Verdad y Método. II,
  GADAMER, H-G., “La diversidad de Europa”, en: La herencia de Europa. Ensayos, Barcelona: Península, 2000
  DAVIDSON, D. (1980) Essay on Actions and Events. Oxford- Clerendon Press. Citado por AGUILAR, M (2005) Diálogo y Alteridad, trazos de la hermenéutica de Gadamer. Ed. UNAM, México.
  RODRÍGUEZ, Anibal (11 de febrero, 2011) « La ética dialógica de Gadamer »,  Diario El Nacional, papel Literiario. Caracas Rotary International (2010) Manual de Procedimientos.









[1] Filósofo (Universidad Central de Venezuela, 1986); Magister en Gerencia Educativa (UNET, San Cristóbal, 1994); Doctor en Historia (Universidad Santa María, Caracas-Venezuela 2002); Doctor en Pedagogía (Univertitat Rovira i Virgili-Tarragona-España, 2009). Profesor Titular de la Universidad de Los Andes, Núcleo “Dr. Pedro Rincón Gutiérrez”. Coordinador General de Postgrado de la Universidad de Los Andes-Táchira. Investigador en la máxima categoría, nivel C, según evaluación del Observatorio Nacional de Ciencia Tecnología de Investigación e Innovación. Past Presidente de la Academia de Historia del Táchira, Miembro correspondiente en Colombia, Academia Boyacense de Historia y Academia de Historia del Nortesantader. Miembro Honorario del Centro de Historia de Chinácota, Nortensatander.  Actual Presidente de la Sociedad de Historia de la Educación Latinoamericana (2011-2015), sede Tunja-Boyacá, Colombia. Con 25 libros y capítulos de libros publicados en Brasil, Colombia, España, México y Venezuela. Más de 120 artículos publicados en revistas arbitradas e indizadas según baremo del FONACIT- ONCTI-Venezuela y CVLAC-Colciencias. Investigador principal y asociado en  20 proyectos de investigación: 10 individuales, 5 de grupo nacionales y 5 internacionales; con investigadores de Colombia, México, Guatemala, Brasil, y España. Coordinador y co-coordinador de simposios en 40 congresos nacionales e internacionales en Venezuela, Colombia, Brasil, España, y México. Director-Editor de la Revista Heurística (www.saber.ula.ve/heuristica); Miembro del Consejo Editorial de la Revista de Historia de la Educación Latinoamericana (RHELA) clasificada en Colciencias, Rudecolombia, UPTC-Tunja, arbitro de revistas Magis (Colombia), y revistas en América Latina.   

Solicitud de permiso ULA Táchira

CP-JPMG- 2014-0050
San Cristóbal, 3 de abril de 2014
 
Prof. Alfonso Sánchez
Decano Vicerrector
Miembros del Consejo de Núcleo
Su Despacho._
 
Estimado Prof. Sánchez:
 
Por medio de la presente me dirijo a Uds., a fin de solicitar permiso para asistir al  VIII SEMINARIO NACIONAL HUMANISMO Y BIOÉTICA EN LA UNIVERSIDAD, Educación y responsabilidad social: ¿Entre la Certeza y Incertidumbre.?. Al mismo asiste el Instituto de Estudios Humanitarios- Nodo San Cristóbal, donde se presentarán las siguientes ponencias: el día 8 de abril la ponencia colectiva: “LA COMISIÓN DE BIOÉTICA DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES (MÉRIDA-VENEZUELA) Y SU EXPERIENCIA EN LA INVESTIGACIÓN”, a cargo de José Pascual Mora García, Jesús A. Omaña y Omar Pérez Díaz. Igualmente, el día 9 de abril, se realizará el almuerzo con el IEH-Bucaramanga, representado por el par académico Dr. Gonzalo Patiño, a fin de establecer las alianzas respectivas, para desarrollar de manera conjunta los programas de postgrado de la Maestría de Paz, DDHH y Educación en Emergencia (ULA-Táchira), así como, las Cátedras Gandhi y Cátedra Cayetano Redondo, además de darle connotación internacional al Premio de Paz “Pbro. Acacio Belandría Pulido s. j.” En horas de la tarde, se realizará la ponencia: “LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA ÉTICA GADAMERIANA, IMPACTO EN LA EDUCACIÓN PARA LA PAZ” por el Dr. José Pascual Mora García. Y a partir de las 6 pm, la Academia de Historia de Santander presidida por el Dr. Armando Martínez Garnica recibe como Huésped de Honor al Dr. José Pascual Mora García, Past Presidente de la Academia de Historia del Táchira, quien presentará la Carta de Intención autorizada por el Pbro. Gilberto Santander Ramírez (actual presidente) y el prof. José Ernesto Becerra (Vicepresidente) para establecer las corresponsalías respectivas. En el mismo acto disertará con el tema: “LA HISTORIA DEL TÁCHIRA Y BUCARAMANGA-SANTADER, DOS HISTORIAS CONECTADAS A TRAVÉS DE LA EDUCACIÓN, CASO: DÁMASO ZAPATA (1833-1888) y FIDEL J. OROZCO (1888-1973).” Dámaso Zapata, nativo de Bucaramanga y Fidel J. Orozco, nativo de La Grita..
Atendiendo las circunstancias especiales que atraviesa el país, y ante las medidas transitorias que el CN aprobó, no fue posible cumplir con las normas adicionales que exige este permiso.
De nuestra mayor estima,

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Dr. José Pascual Mora García
Coordinador General de Postgrado
Universidad de Los Andes-Táchira